martes, 3 de enero de 2012

Seis sombreros para pensar

Para redactar mi último epígrafe me he basado en el ejercicio que llevamos a cabo en clase y en el libro Seis sombreros para pensar, de Edward De Bono. En este libro el autor nos propone que pensemos, que adoptemos el papel de pensadores deliberadamente, y que lo hagamos frecuentemente, intentando combatir la confusión, y sin ponernos barreras.  Los seis sombreros para pensar es una técnica para dirigir nuestro pensamiento. Su aportación consiste en actuar como si fuéramos pensadores, para así convertirnos mediante la práctica en auténticos pensadores, es una cuestión de intención.

La idea de los sombreros se debe en parte a que ya no se utilizan, sobre todo en el género masculino,  y por tanto se han reservado para designar un rol: un policía, un sacerdote o un torero, tienen sus característicos sombreros. Así nosotros debemos ponernos un sombrero del color elegido según el rol que queramos desempeñar.

Este ejercicio se llevó a cabo en clase, con gran éxito y diversión de los presentes: un día se nos pidió que lleváramos puesto un sombrero de alguno de los colores que indica el libro de Edward De Bono. A eso mismo se refería el autor, a ponerse un sombrero no solo metafóricamente sino físicamente, y ejercer el rol que representa según su color. De esta manera estamos pensando activamente (efectuando los procesos necesarios), y centrándonos en un aspecto (el que designe el sombrero), evitando así el bombardeo de información que tenemos hoy en día que nos puede llevar a la confusión y a callejones sin salida.

Aquel día, primero hicimos una criba de los mejores sombreros de cada color, y después una representación de una escena: en pequeños grupos, los portadores del sombrero tenían que pasar por una aduana y conseguir que el implacable guardia de aduanas les deje pasar, empleando los recursos que a cada uno le proporcionaba el sombrero.  Hacer hincapié en el hecho de que se está representando un papel, con lo que debemos tratar de dejar de lado nuestro Ego y centrarnos en el carácter que nos confiere nuestro sombrero a la hora de pensar, y de ejecutar nuestras acciones. Siendo conscientes de que representamos un papel, nos solemos sentir más libres para decir y hacer lo que nos salga de dentro.


Bien, pues por último me queda  es describir cada sombrero, según el libro de Bono Seis sombreros para pensar, más uno extra añadido por nuestro profesor:

1)    El sombrero blanco: representa lo neutral y lo objetivo, no hace interpretaciones. Tiene influencia de la modalidad del pensamiento japonés, en el que se da poca cabida a la discusión. Busca la información a dos niveles: los hechos reales, verdaderos y contrastables, y por otro lado los hechos que se cree que son verdaderos, pero no han sido comprobados. Se dedica a presentar información de la manera más objetiva.

2)    El sombrero rojo: permite al que lo emplea expresar sentimientos, emociones, etc. No se tiene por qué ser coherente o correcto cuando se emplea este sombrero. Simplemente expresarte subjetivamente. En cierto sentido es el polo opuesto del sombrero blanco.  El pensador del sombrero rojo puede contemplar los sentimientos de los demás, explorarlos cuando se les solicita un punto de vista.

3)    El sombrero negro: nos encontramos ante un color que suele representar lo oscuro, lo negativo. Lo que no encaja, lo que no funciona o los aspectos menos positivos de una idea, defender las cuestiones aparentemente indefendibles, los errores, los defectos, los porqués… todo ello es materia del sombrero negro.

4)    El sombrero amarillo: contrapunto del sombrero anterior, refleja el optimismo y lo constructivo. Trabaja con la evaluación positiva de una idea, los sueños, las ilusiones, etc. Busca las oportunidades, el valor y el beneficio de las cosas, con su correspondiente respaldo lógico.

5)    El sombrero verde: es el más relevante para nuestra asignatura, ya que representa el pensamiento lateral, el propio de la creatividad. Valora las alternativas que hay ante un problema sobrepasando lo obvio, lo que ya está trillado.  Consiste en pararse a pensar en alternativas en vez de continuar por inercia. También abarca el sentido del humor.

6)    El sombrero azul: representa el control, el pensamiento organizado. Guía al pensamiento hacia los caminos que debe dirigirse, el portador del sombrero azul focaliza el pensamiento. Sintetiza, resume, saca conclusiones. También vigila que se cumplan las reglas marcadas.

7)    El sombrero morado: en clase añadimos un séptimo sombrero que representa la sensibilidad social. El portado debe vigilar que todas las acciones se hagan con respeto a los valores sociales y no se cometan errores de discriminación por motivos de género, raza, etc. Es un sombrero muy útil que deberíamos ponernos más a menudo, sombre todo aquellas personas que trabajan en el campo de la información.

Poniendo en práctica el ejercicio

Ante una situación cualquiera podemos contemplar las diferentes posibilidades con solo cambiar de sombrero. Pongamos un ejemplo con un poco de humor y algo de imaginación:

“¿Vamos a comer a un restaurante chino?”

Rojo: ¡Si! ¡Me apetece muchísimo, la comida china me hace sentir parte de la cultura oriental que tanto amo!

Blanco: un momento: ¿Qué platos hay? ¿Cuánto nos va a costar? ¿Esta muy lejos? ¿Es auténtica comida china?

Negro: ¿o es la basura que cocinan los chinos en España?

Morado: ten cuidado con el colectivo chino, hacen comida muy buena, y vienen a España para ganarse la vida dignamente.

Amarillo: pues a mi me gusta la idea, te sirven rápido y no suele ser muy caro. Propongo que vayamos.

Negro: antes de que decidáis quiero expresar mi negativa. El restaurante está lejísimos…

Amarillo: pero si en coche llegamos en seguida

Negro: seguro que hay atasco, además es zona de parquímetro,  ¿lo pagas tú?

Azul: bueno bueno, centrémonos, lo importante es si queréis comer en el restaurante chino.

Verde: ¿y por qué no vamos a un tailandés? O mejor aun ¿Por qué no nos preparamos algo aquí? Hay comida de sobra, y se va a poner mala. ¿A alguien le apetece una quiche?

Amarillo: ¡A mi! ¡Qué buena idea!

Rojo: está bien, pero de primero noodles, que yo quería sentir en mi paladar los exquisitos sabores orientales


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