martes, 10 de enero de 2012

Autofotorretrato

Para hacer un autorretrato muchos artistas recurren a lo abstracto, a una caricatura, o a resaltar lo que ellos consideran mejor de sí mismos. Al plantearme este trabajo me puse a pensar cuál era la visión que quería que tuviese la gente sobre mí... y es cierto que no se me ocurría nada concreto porque me gustaría enseñar muchas facetas mías en un solo autorretrato. Más tarde me di cuenta de que precisamente esa variedad de ideas e indeterminación era lo que me caracteriza y lo que caracterizaría mi autofotorretrato: me propuse plasmar en un solo objeto, con coherencia y unidad, los siguientes aspectos:

- Diferentes gestos de mi propia cara.

- Algún aspecto infantil: nunca hay que perder el niño que llevamos dentro.

- Algunas de mis aficiones: el cine de terror, la música, la lectura y el deporte.

- Trabajar con materiales como madera y papel (se me dan mejor que otro tipo de materiales)

Así que se me ocurrió hacer un autofotorretrato en forma de puzle de cubos, como los que casi todos hemos tenido en nuestra infancia.

Lo primero que hice fue hacerme fotos, lo cual es algo difícil porque mi cara tenía que estar en el mismo sitio exacto entre una foto y otra para que después coincidieran al editarlas. También me puse algún complemento, como las gafas de sol para aportar mayor variedad a la gama de fotografías.

El siguiente paso fue construir los recortables de los cubos en los que después pegaría cada fragmento de mi cara. Para ello usé cartulina:


Más tarde, tras imprimir y recortar las fotos, las pegué en los cubos ya montados. Dedicir jugar con los ojos y la boca, que son las partes más expresivas de la cara:


El tercer paso es buscar una caja donde encajen, para lo que usé una de madera con las medidas apropiadas. Con una sierra tuve que hacer algunos recortes:


Llegado a este momento, el aspecto del autofotorretrato me pareció algo soso, por lo que la siguiente labor era adornarlo: primero pegué un marco con las partes de mi cara que iban a permanecer inmóviles, y más tarde fui pegando recortes de lo que me gusta (prensa, carteles de películas de terror, entradas de conciertos, etc.). Este es el resultado final:



viernes, 6 de enero de 2012

Objeto creativo: Epidemia

Al comenzar con el reto del objeto creativo, uno se plantea una serie de cuestiones: ¿Qué es creativo y que no? ¿Tiene que ser original, útil, bonito? ¿Cómo voy yo a diseñar y a crear un objeto con las limitaciones que tengo en cuanto a materiales, herramientas, etc.? En un principio pensé en hacer el típico objeto hortera, y estéticamente original (por ejemplo un pato-palillero de arcilla), pero en seguida desistí y decidí que tenía que hacer algo que me apasionara, ya que cuando un proyecto te entusiasma es más ameno de llevar a cabo, y uno se esfuerza más. Tanto el objeto creativo como el auto-foto-retrato son ideas que me encantan.
Finalmente me decanté por crear algo que es a la vez un hobby para mí: un juego de tablero, algo más complejo de lo que se pueda pensar a priori. Y no un juego cualquiera, sino un juego de zombies, (otra de mis pasiones son las películas y libros de terror, en especial esos incomprendidos seres llamados zombies). Inspirándome en multitud de juegos y con bastantes ideas propias, me puse a pensar en cómo sería el juego. Tenía claro que quería que contase con dos bandos (dos jugadores), así que pensé en varias posibilidades:

-           Plantas contra zombies: ya existe en forma de videojuego, y próximamente en formato tablero, no me vale.
-          Sacerdotes contra zombies: no conseguí desarrollar la idea.
-           Aliens contra zombies: una mezcla extraña, en seguida lo deseché.
-          Humanos contra zombies: un clásico, y los clásicos casi siempre funcionan. Esta categoría fue la elegida. Es buena porque se pueden crear diversos personajes, en ambos bandos así como como objetos corrientes que usan los seres humanos (si hubiera elegido los extraterrestres, este aspecto hubiera sido mucho más difícil).
Por lo tanto me decanté por un juego para dos jugadores en el que cada uno de ellos escogiera un bando y luchase contra su oponente. Otra cosa que suele funcionar es el conflicto y que haya algo en juego, algo por lo que luchar. En el caso de los humanos, luchas para sobrevivir, para intentar hacer de un mundo destruido un lugar mejor, y en el caso de los zombies luchan por su alimento, algo muy lícito (el único inconveniente es que su alimento son los humanos).
He jugado a todo tipo de juegos (de rol, de cartas, de tablero, de fichas, etc.) y he puesto mi humilde experiencia en la creación de este juego, que combina varios elementos:

1.- Tablero: un escenario donde se lleve a cabo la lucha y donde ambos bandos intenten conseguir sus objetivos. He creado un tablero de casillas cuadradas para facilitar el movimiento de las fichas, y como me parecía muy simple he dibujado una ciudad algo destruida por la epidemia.

2.- Cartas: mediante un sencillo sistema de cartas bien explicadas cada jugador podrá realizar una serie de acciones, y colocar personajes extra en el tablero.

3.- Fichas: representan en el tablero a cada personaje en juego. Son las que movemos, hacemos combatir y llevamos hacia la victoria.

4.- Dados: para resolver ciertas cuestiones como el combate entre ambos bandos dentro del tablero se emplean dados. Me encantan los dados hasta el punto de llevarlos tatuados, porque simbolizan el azar que domina nuestras vidas. Además incluyéndolos el juego se hace más divertido, y no dependemos solo de la estrategia y de la capacidad mental de cada jugador (si bien es cierto que este aspecto es muy importante).
El primer paso fue definir en un borrador los aspectos básicos del juego, lo hice a lápiz para borrar las veces que fuera necesario (tuve que borrar muchas veces). Apunté las normas, el tablero, y un boceto de los personajes.

Cuando estuve contento con el resultado comencé a diseñar las cartas con un programa de edición fotográfica y valiéndome de imágenes propias y de Internet (procurando que sean de uso libre). De las imágenes que empleé para hacer las cartas, también saqué las fichas correspondientes. El acabado es en papel plastificado, y este fue el resultado:



El siguiente paso fue el diseño del tablero, y lo que más tiempo me llevo es decidir cuántas casillas tendría de ancho y de largo (esto es de suma importancia para el desarrollo del juego). Con la regla, lápiz y rotulador me puse a ello:



Y después lo decoré como una ciudad, pero no quise hacerlo a rotulador para que lo que más destaque sean las propias casillas:




He probado el juego unas cuantas veces para ir adecuando las reglas, corrigiendo errores, etc. Realicé cambios a posteriori, pero así es como hay que hacerlo: uno no sabe si el juego es “jugable” hasta que no lo ha probado varias veces y con varias personas de distintas edades y sexo.

El resultado final es un juego llamado Epidemia para dos jugadores cuyo contexto es el mundo actual que ha sido asediado por un virus que hace que la gente vuelva a la vida tras la muerte, y que se contagia mediante la saliva (cuando un zombie te muerde). Los jugadores deben valerse de su capacidad para crear estrategias en un entorno cambiante y adaptarse a las jugadas del oponente para poder contrarrestarlas. Además está el aspecto del azar incluyendo dados y cartas, con lo que el jugador no puede predecir lo que va a pasar. En cuanto a la edad de juego, es aproximadamente a partir de quince años, aunque el público objetivo comprende edades entre los diecisiete y los veinticinco años. Espero poder disfrutarlo con mis amigos, y si resulta ser un juego con buena aceptación es posible que lo presente a algún certamen de juegos de mesa.

martes, 3 de enero de 2012

Seis sombreros para pensar

Para redactar mi último epígrafe me he basado en el ejercicio que llevamos a cabo en clase y en el libro Seis sombreros para pensar, de Edward De Bono. En este libro el autor nos propone que pensemos, que adoptemos el papel de pensadores deliberadamente, y que lo hagamos frecuentemente, intentando combatir la confusión, y sin ponernos barreras.  Los seis sombreros para pensar es una técnica para dirigir nuestro pensamiento. Su aportación consiste en actuar como si fuéramos pensadores, para así convertirnos mediante la práctica en auténticos pensadores, es una cuestión de intención.

La idea de los sombreros se debe en parte a que ya no se utilizan, sobre todo en el género masculino,  y por tanto se han reservado para designar un rol: un policía, un sacerdote o un torero, tienen sus característicos sombreros. Así nosotros debemos ponernos un sombrero del color elegido según el rol que queramos desempeñar.

Este ejercicio se llevó a cabo en clase, con gran éxito y diversión de los presentes: un día se nos pidió que lleváramos puesto un sombrero de alguno de los colores que indica el libro de Edward De Bono. A eso mismo se refería el autor, a ponerse un sombrero no solo metafóricamente sino físicamente, y ejercer el rol que representa según su color. De esta manera estamos pensando activamente (efectuando los procesos necesarios), y centrándonos en un aspecto (el que designe el sombrero), evitando así el bombardeo de información que tenemos hoy en día que nos puede llevar a la confusión y a callejones sin salida.

Aquel día, primero hicimos una criba de los mejores sombreros de cada color, y después una representación de una escena: en pequeños grupos, los portadores del sombrero tenían que pasar por una aduana y conseguir que el implacable guardia de aduanas les deje pasar, empleando los recursos que a cada uno le proporcionaba el sombrero.  Hacer hincapié en el hecho de que se está representando un papel, con lo que debemos tratar de dejar de lado nuestro Ego y centrarnos en el carácter que nos confiere nuestro sombrero a la hora de pensar, y de ejecutar nuestras acciones. Siendo conscientes de que representamos un papel, nos solemos sentir más libres para decir y hacer lo que nos salga de dentro.


Bien, pues por último me queda  es describir cada sombrero, según el libro de Bono Seis sombreros para pensar, más uno extra añadido por nuestro profesor:

1)    El sombrero blanco: representa lo neutral y lo objetivo, no hace interpretaciones. Tiene influencia de la modalidad del pensamiento japonés, en el que se da poca cabida a la discusión. Busca la información a dos niveles: los hechos reales, verdaderos y contrastables, y por otro lado los hechos que se cree que son verdaderos, pero no han sido comprobados. Se dedica a presentar información de la manera más objetiva.

2)    El sombrero rojo: permite al que lo emplea expresar sentimientos, emociones, etc. No se tiene por qué ser coherente o correcto cuando se emplea este sombrero. Simplemente expresarte subjetivamente. En cierto sentido es el polo opuesto del sombrero blanco.  El pensador del sombrero rojo puede contemplar los sentimientos de los demás, explorarlos cuando se les solicita un punto de vista.

3)    El sombrero negro: nos encontramos ante un color que suele representar lo oscuro, lo negativo. Lo que no encaja, lo que no funciona o los aspectos menos positivos de una idea, defender las cuestiones aparentemente indefendibles, los errores, los defectos, los porqués… todo ello es materia del sombrero negro.

4)    El sombrero amarillo: contrapunto del sombrero anterior, refleja el optimismo y lo constructivo. Trabaja con la evaluación positiva de una idea, los sueños, las ilusiones, etc. Busca las oportunidades, el valor y el beneficio de las cosas, con su correspondiente respaldo lógico.

5)    El sombrero verde: es el más relevante para nuestra asignatura, ya que representa el pensamiento lateral, el propio de la creatividad. Valora las alternativas que hay ante un problema sobrepasando lo obvio, lo que ya está trillado.  Consiste en pararse a pensar en alternativas en vez de continuar por inercia. También abarca el sentido del humor.

6)    El sombrero azul: representa el control, el pensamiento organizado. Guía al pensamiento hacia los caminos que debe dirigirse, el portador del sombrero azul focaliza el pensamiento. Sintetiza, resume, saca conclusiones. También vigila que se cumplan las reglas marcadas.

7)    El sombrero morado: en clase añadimos un séptimo sombrero que representa la sensibilidad social. El portado debe vigilar que todas las acciones se hagan con respeto a los valores sociales y no se cometan errores de discriminación por motivos de género, raza, etc. Es un sombrero muy útil que deberíamos ponernos más a menudo, sombre todo aquellas personas que trabajan en el campo de la información.

Poniendo en práctica el ejercicio

Ante una situación cualquiera podemos contemplar las diferentes posibilidades con solo cambiar de sombrero. Pongamos un ejemplo con un poco de humor y algo de imaginación:

“¿Vamos a comer a un restaurante chino?”

Rojo: ¡Si! ¡Me apetece muchísimo, la comida china me hace sentir parte de la cultura oriental que tanto amo!

Blanco: un momento: ¿Qué platos hay? ¿Cuánto nos va a costar? ¿Esta muy lejos? ¿Es auténtica comida china?

Negro: ¿o es la basura que cocinan los chinos en España?

Morado: ten cuidado con el colectivo chino, hacen comida muy buena, y vienen a España para ganarse la vida dignamente.

Amarillo: pues a mi me gusta la idea, te sirven rápido y no suele ser muy caro. Propongo que vayamos.

Negro: antes de que decidáis quiero expresar mi negativa. El restaurante está lejísimos…

Amarillo: pero si en coche llegamos en seguida

Negro: seguro que hay atasco, además es zona de parquímetro,  ¿lo pagas tú?

Azul: bueno bueno, centrémonos, lo importante es si queréis comer en el restaurante chino.

Verde: ¿y por qué no vamos a un tailandés? O mejor aun ¿Por qué no nos preparamos algo aquí? Hay comida de sobra, y se va a poner mala. ¿A alguien le apetece una quiche?

Amarillo: ¡A mi! ¡Qué buena idea!

Rojo: está bien, pero de primero noodles, que yo quería sentir en mi paladar los exquisitos sabores orientales


viernes, 30 de diciembre de 2011

Ejercicios de estilo (Raymond Queneau)

Ejercicios de estilo.

Al leer el temario de esta asignatura me llamó la atención el hecho de que existiera un libro llamado Ejercicios de estilo, de Raymond Queneau. Y como la curiosidad lleva a al aprendizaje y la sabiduría, decidí elaborar este epígrafe en mi blog. Lo que no pensé es que me fuera a encontrar con un libro tan divertido e ingenioso como el que ya he citado.

Muy recomendable, y de fácil lectura, Ejercicios de estilo es un libro diferente, mezcla entre manual teórico y cuaderno de prácticas, muy irónico que nos ofrece un muestrario de registros comunicativos, de formas de escribir. Queneau se burla del lenguaje culto, de la pedantería, los vicios y las muletillas existentes en el campo de la escritura. En la versión de Antonio Fernández Ferrer, el traductor define el libro como una visión inquietante de la “comedia humana” comunicativa, lo cual define muy bien el propósito del autor.

Pero no podemos quedarnos solo en el propósito irónico de esta obra, sino que hay que reparar también en exquisita redacción, escrita sin duda por alguien que sabía muy bien de lo que estaba hablando (es importante estar muy bien informado para poder criticar algo). Queneau conoce muy bien los diferentes estilos en la escritura, y de ahí la correcta redacción de todos y cada uno de los noventa y nueve ejemplos que en su obra aparecen.

El autor dedicó parte de su vida y sus esfuerzos al trabajo en el grupo Oulipo (siglas que en francés significan “Taller de literatura potencial”) fundado en 1960 por Queneau y François Le Lionnais, matemático amante de la literatura, y al que se fueron uniendo diversas personalidades. Los miembros de este grupo se dedicaron principalmente a dos tareas: la búsqueda y recuperación de precursores literarios, y el descubrimiento y estudio de posibilidades inéditas. No se trata de un movimiento literario ni una escuela teórica, es más bien un grupo de investigación de literatura experimental que tiene como objetivo una revisión de la literatura, promoviendo así creaciones literarias nuevas. Oulipo trabajó con varios ejercicios y construcciones literarias muy creativas, patentes también en Ejercicios de estilo (creado con trece años de anterioridad a este grupo de trabajo). Destaco los siguientes, y aprovecho para decir que, ya que este libro incita a la escritura y a la imaginación, voy a intentar que todos los ejemplos sean de mi propia cosecha:

-          Literatura lipogramática: invención resucitada por Oulipo pero que tiene muchos años de antigüedad. Se trata de hacer un escrito suprimiendo una letra, siendo esta habitualmente una vocal. Un ejemplo podría ser esta historia sin “e”:

Un día iba yo caminando por un lugar oscuro cuando vi saltar una chispa colmando con llamas una antorcha. Asustado, miraba  con horror una palabra: “purgatorio”. ¿Habría finalizado mi vida?...

O más difícil todavía, propongamos un texto que solo use palabras con la letra “e”. Como podemos imaginar, ya se ha intentado, y aunque es de contenido algo erótico, esto no le quita el mérito:



-          S + 7: necesitamos un texto base y un diccionario. Debemos remplazar cada sustantivo por el séptimo que se encuentre en el diccionario que hayamos elegido. He seleccionado como ejemplo las primeras palabras de El Quijote de Cervantes:

En un lumen de la Mancha, de cuyo nomograma no quiero acordarme, no ha mucho tifón que vivía un hidrato de los de laparoscopia en astrolabio, adenda antigua, rodaje flaco y gallardete corredor.

-          Literatura definicional: esta particular forma de escritura consiste en sustituir cada palabra por su significado en un diccionario. Así de una frase tan corta como “ El lápiz pinta bien”, se puede sacar un texto tan extenso como el siguiente:

La  barra de grafito encerrada en un cilindro o prisma de madera, que sirve para escribir o dibujar, representa un objeto en una superficie, con las líneas y los colores convenientes, según se apetece o requiere, felizmente, de manera propia o adecuada para algún fin. 

-          Logo- rallye: un ejercicio muy interesante sobre todo para hacer entre varias personas, o ante un público. Se trata de ir creando un texto común con las expresiones y la temática que se desee, pero mencionando en algún momento unas palabras seleccionadas de antemano (palabras alejadas entre sí en cuando a significado). Sobre este caso me es difícil crear un ejemplo escrito, ya que el lector podría pensar que lo he pensado a priori.

Mencionados unos ejemplos, que nos queda para concluir es citar alguno de los noventa y nueve ejercicios de estilo que podemos encontrar en el libro. Todos son muy interesantes, pero no puedo citarlos todos, ya que uno de los objetivos de este escrito es que el lector se anime a leer el libro. También destacar que el autor propone otros muchos que podrían haber estado, lo cual es otro incentivo más para leerlo e intentar escribir los que falten.
El autor se basa en una historia muy simple: “ un hombre que entra en un autobús, se fija en otro hombre que le parece peculiar, y por último se vuelve a encontrar a ese hombre en otro lugar ese mismo día”. Esto se puede contar de diversas maneras:

Entonces
Entonces llegó el autobús. Entonces subo. Entonces he visto un sujeto que me ha llamado la atención. Entonces le he visto el cuello tan largo y le he visto el cordón que llevaba alrededor del sombrero. Entonces se pone a echar pestes contra su vecino que le pisoteaba entonces. Entonces, va a sentarse.
Entonces, más tarde, vuelvo a verlo en la plaza de Roma. Entonces estaba con un amigo. Entonces le dice al amigo. Deberías hacerte poner otro botón en el abrigo. Entonces.

Médico
Tras una breve sesión de helioteriapia, temiendo que me pusieran en cuarentena, subí por fin a una ambulancia llena de casos clínicos. Allí diagnostico un gastrálgico, afectado de gigantismo agudo, con una curiosa elongación traqueal y reumatismo deformante del cordón del sombrero. Este mongólico sufre de pronto una crisis histérica porque un cacoquímico le comprime su tilosis gonfótica; después, tras un cólico biliar, va a calmar sus convulsiones.
Más tarde vuelvo a verlo junto al Lazareto, consultando a un charlatán sobre un forúnculo que deslucía sus pectorales.

Injurioso
Tras una espera repugnante bajo un sol inaguantable, acabé subiendo en un autobús inmundo infestado por una pandilla de imbéciles. El más imbécil de estos imbéciles era un granuja con el gañote desmedido que exhibía un güito grotesco con un cordón en lugar de cinta. Este chuleta se puso a gruñir porque un viejo chocho le pisoteaba los pinreles con un furor senil; pero enseguida se arrugó largándose a un sitio vacío todavía húmedo del sudor de las nalgas de su anterior ocupante.
Dos horas más tarde, qué mala pata, me tropiezo con el mismo imbécil que charra con otro imbécil delante de ese asqueroso monumento llamado la estación de Saint-Lazare. Parloteaban a propósito de un botón. Me digo: aunque suba o se baje el forúnculo, mona se quedará, el muy requeteimbécil. 

martes, 13 de diciembre de 2011

Pensamiento divergente versus pensamiento lógico

Epígrafe perteneciente al tema de La mente creativa, y cuyo principal exponente es el psicólogo estadounidense Guilford, el cual clasificó el pensamiento productivo en dos vertientes:

A.- Pensamiento lógico: también llamado vertical o convergente, es el que busca una respuesta convencional y concreta a un problema que solemos conocer, o tratarlo como si lo conociéramos. Es decir todos nuestros esfuerzos intelectuales convergen en un punto de manera lógica (y muchas veces convencional) para dar solución a un problema. Trata de incluir la información en modelos ya existentes para dar con dicha solución. En este tipo pensamiento se emplean los procesos de análisis y razonamiento.

B.- Pensamiento divergente: este sin embargo es multidireccional, como un haz de luz que atraviesa un prisma y se divide en multitud de haces de diversos colores. Su propósito es encontrar la mejor solución al problema (que no siempre es la que tenemos más a mano). A diferencia del anterior, el pensamiento divergente, creativo o lateral siempre enfoca los problemas como algo nuevo con lo que podemos encontrar una amplia gama de soluciones y de ideas. En este caso la información obtenida no es un fin sino un medio para conseguir la separación de los modelos y su reconversión en nuevas ideas.  Este es el método creativo para pensar, y emplea herramientas como la astucia, la imaginación o el ingenio.

Bajo mi experiencia personal el ser humano, al menos hoy en día, tiende a emplear con mayor asiduidad el pensamiento lógico, ya que a eso nos han acostumbrado desde pequeños. Por no hablar de que es un pensamiento "más cómodo", más a mano para nosotros.

No lo considero algo positivo, ya que a medida que nuestro cerebro se acostumbra a pensar de una manera lógica, nuestra faceta divergente, creativa, se va atrofiando.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Métodos de creatividad analógicos

Hay dos temas muy interesantes en el temario sobre métodos de creatividad, y este epígrafe proviene del primero de ellos. Para sintetizarlo me he basado en el libro Las palabras en la publicidad de varios autores entre los que se encuentra nuestro profesor Francisco García García.

Hablaré de dos métodos de incentivación: la Sinéctica y los deslices semánticos progresivos:

1.- La Sinéctica:  este nombre viene del griego "unión de elementos que no están relacionados entre sí". Creado por William Gordon, nos encontramos ante un método de gran dificultad que refuerza la fantasía y el subconsciente. Se caracteriza por convertir lo extraño en familiar y viceversa relacionando ideas distantes y llendo más lejos de donde podríamos llegar con las asociaciones que ya conocemos y usamos habitualmente.

A. Convertir lo extraño en familiar: necesitamos que lo desconocidado no suene a familiar, conocer sobre el tema en cuestión. Tenemos que integrar lo desconocido en modelos con existencia previa. Para ello se podemos por ejemplo ver el problema desde perspectivas más amplias (generalización),  oconvertir el problema en una serie de partes más pequeñas, más fáciles de analizar.

B. Convertir lo familiar en extraño: este paso consiste en mirar con otros ojos lo que ya tenemos clasificado como algo cotidiano. Para ello usamos la analogía haciendo de lo cotidiano algo inesperado para llegar a nuevo y creativos caminos. Las analogías más empleadas son:
-Analogía directa: con ella se describe una comparación de hechos paralelos.
-Analogía personal: identifica al individuo con el problema para vivirlo desde su interior
-Analogía simbólica: se emplea para simplificar el problema describiéndolo con imágenes objetivas. Así podemos ver la totalidad del problema (en su dimensión cualitativa).
-Analogía fantástica: consiste en pensar un deseo concreto e imaginar que se hará realidad sin problema o impedimento alguno.

Para trabajar con la técnica de la Sinéctica el grupo debe estar formado por entre cinco y siete profesionales interdisciplinares, y se deben seguir una serie de pasos concretos.

2.- Los deslices semánticos progresivos: empleamos la construcción de campos semánticos sucesivos, llegando así a una especie de escalera en la que cada peldaño se constituye de una serie ideas por las que nuestra mente va pasando deslizándose. Cada escalón que subimos implica un avance uqe nos conduce a ideas más lejanas del punto de partida con el objetivo de provocar asi asociaciones remotas con uba mayor carga de originalidad favoreciendo así la creatividad. Estos son los pasos a seguir:
-1º: El inicio son unidades semánticas elementales con una relación directa con el problema.
-2º: Disponemos en columnas esas unidades colocando debajo de cada una las analogías que surjan.
-3º: Combinamos entre sí elemontos de cada columna consiguiendo asi la construcción de frases con dichos elementos.
-4º: Finalmente relacionamos las frases obtenidad con el problema en custión para llegar así a una posible solución.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Banksy: un ejemplo de cratividad en el arte

Banksy es un misterioso artista del graffiti de origen británico. Poco se sabe sobre su vida personal, pero hay pocas personas que no conozcan su obra en todo el mundo. Es un activista, un revolucionario del spray que utiliza la ciudad como lienzo para resaltar algunos de los problemas que afectan al planeta, para expresar ideas que mucha gente comparte. Y su trayectoria le ha llevado a diversos lugares, algunos conflictivos como Israel, donde pintó una ventana a la libertad en el muro de seguridad o de la vergüenza. Este muro fue construido por los Israelíes tras la conquista de algunos territorios palestinos en Cisjordania, y no es casual el hecho de pintar a una niña que se eleva gracias a unos globos, o una escalera ficticia que sube hasta la cumbre del muro.

Aunque hay detractores del graffiti que se oponen a que unos individuos "ensucien" la ciudad, creo que se puede estar a favor de unas pintadas estéticas, de una forma de expresión que embellece ciertas zonas de una ciudad (normalmente el extrarradio), y que de no ser por estas creaciones serían grises y monótonas. Se puede convivir con esta forma de arte siempre y cuando no se de en zonas de importancia histórica para la ciudad o en monumentos, y que se proporcionen lugares para ello.


Fotografía reivindicativa de un artista grafitero anónimo (Vallecas, Madrid)

Ya sea Banksy u otros artistas, es importante la idea de plasmar algo original y que nos induzca a pensar, y el hecho de plasmarlo en las calles, donde todo el mundo puede verlo por el mero hecho de salir de casa: no es necesario navegar por Internet, ni asistir a una exposición (ambas cosas muy recomendables).

Click aqui para ver las creaciones de Banksy